Sobre un uso primitivo del punto y coma
por Luis Fernando Méndez Franco
Casi podría fingir –porque da lo mismo hacerlo que no hacerlo– que esto no es lo que escribo sino una carta de amor; que esto no es una carta de amor, sino una descripción de la anatomía de los caballos; que esto no es una descripción de la anatomía de los caballos, sino de la descomposición de un cuerpo humano; que esto no es la descripción de la descomposición de un cuerpo humano, sino el estribillo obsceno de una canción obscena; que esto no es el estribillo obsceno de una canción obscena, sino un plato de carne que sobrevuelan moscas; que esto no es un plato de carne que sobrevuelan moscas, sino el mar contemplado desde sitios altísimos. ¿Por qué no nos sentamos a hablar de nuestra infancia, de aquello que sí era o que no era? ¿cómo era lo que era? Algo que se parece a cualquier cosa; idéntico a sí mismo: a cualquier cosa.
*
Las manos de otros son, acaso siempre, las únicas que de verdad existen.
*
Las manos de otros son, acaso siempre, las únicas que de verdad existen.
-por la imagen, un agradecimiento interminable a Osvaldo P. Peñaflor-
1 comentario:
¿Por qué yo no había visto este post? Qué mal. Qué mal para llevármelo a vivir a ningún lado y para siempre.
Publicar un comentario