27.8.14


paliativos para el silencio

ayer vi el capítulo final de true blood. me sigo preguntando qué es más triste: que una serie pueda terminar convertida en una porquería semejante, o que aún existan los necios que permanecemos ahí hasta el último momento. pero el punto no es ése. descubrí que estos cinco años de mi vida han ocurrido de forma casi inversamente proporcional a la decaída del programa. hay por aquí muchas cosas que deben ser agradecidas: tengo una casa y un par de brazos que son estar a salvo (mi reciente fijación con el color amarillo acaso sea un testigo sensato).

(no suelo cantar victorias porque se me olvida la letra. sea esta entrada una llana y oportuna evidencia del tiempo.)