17.10.07

[siete.cinco] -de la muerte de enrique viii-

jotch solía tener un jefe -posiblemente la persona más extraña que sus ojos han conocido hasta ahora-. una de las relaciones más particulares en su hisoria: entrañable, personal, sugestiva, admirada y empática.


con base en el miedo que su jefe era capaz de provocarle -casi absolutamente en el terreno de lo laboral- sumado al estancamiento de sus días, jotch decidió abandonar su empleo "consciente" de las mínimas o enormes implicaciones de su determinación. no, jotch no estaba consciente.


cabe ahora mencionar que, en su mayoría, los sueños de jotch no suelen ser precisamente surrealistas, son más bien una proyección sumamente próxima a los miedos o deseos más representativos de sus días. de esta manera, cuando un jotch atravesaba por la última etapa en el empleo mencionado, sufría de considerables problemas de sueño; sus pesadillas, casi todas sucedidas en la línea entre la conciencia y el sueño, tenían siempre involucrada la aparición de su maestro o los reproches del mismo. asimismo y desde hace tiempo, un jotch sueña -ahora sí en el horario habitual- con distintas versiones -miles de ellas- de un encuentro con el mencionado hombre...


es ahora que entramos al verdadero motivo de esta entrada: estoy convencido de que -muy probablemente con base en el enorme vacío de los días- nunca había extrañado tanto a alguien en mi vida -es un hecho que con el tiempo, los recuerdos suelen volverse impecables y dolorosos-. mi pregunta es: ¿en algún momento llega el día en el que uno, por cansancio, desgaste o convencida decisión, cede en el inmenso y doloroso extrañamiento de algo o alguien?


supongo que el movimiento, la seguridad y el amor a sus días serían muy buenas armas para un jotch que al día de hoy no hace más que habitar horizontes naranja.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

yo pienso que los sueños (surrealistas o no) son solamente una forma de la desnudez: como ésta son sagrados y producen terror. Por eso no debería atreverme yo a tocar una página clara... y sin embargo lo hago y acaso pague un precio. Diré aquí solamente --y es un atrevimiento-- que jotch habita un horizonte claro: el horizonte "jotch" --a mí jotch se me ha mostrado siempre un horizonte claro. A la glosa de ayer seguía otra glosa; la amé, pero pensé que "allí" no "venía al caso": ahora me parece que no me gustaría decirte (decirme) otra cosa:


La brisa de la mañana guarda secretos para ti:
no te marches a dormir.
Debes pedir lo que realmente quieres:
no te marches a dormir.
La gente va y viene a través del umbral
donde los dos mundos se tocan:
no te marches a dormir.

(djalâl ud-dîn rûmî)

un abrazo grande grande.

f.

Celestina Tercioipelo dijo...

Con o sin maestro presente, Enrique VIII es inmortal.

leeleean dijo...

Ouch, la vida se nos va extrañando.

Anónimo dijo...

y entre mis placeres... encontrar canciones que me recuerdan de manera elíptica la música también elíptica de jotch. son saludos, sólo eso. (de mahmoud darwish)

¿quién soy yo, sin exilio?

Extraño como el río al borde del río...el agua
me ata a tu nombre. Nada me retorna de mi lejanía
a mi palmera: ni la paz ni la guerra.

Nada me incorpora a los Evangelios.
Nada... nada relumbra desde la costa del flujo
y el reflujo entre el Tigris y el Nilo.
Nada me desembarca de los navíos del faraón.

Nada me porta o me hace portar una idea: ni la nostalgia
ni la promesa. ¿Qué hacer? ¿Qué
hacer sin exilio y sin una larga noche
que escrute el agua?

El agua
me ata
a tu nombre.

Nada me lleva de las mariposas de mi sueño
a mi realidad: ni la tierra ni el fuego. ¿Qué
hacer sin las rosas de Samarcanda? ¿Qué
hacer en un lugar que pule los cantos con sus piedras
lunares? Ambos somos ligeros, como nuestras casas,
en los vientos lejanos. Somos amigos de los seres
extraños entre las nubes... dos restos de
la gravitación de la tierra de identidad. ¿Qué haremos? ¿Qué
haremos sin exilio y sin una larga noche
que escrute el agua?

El agua
me ata
a tu nombre.

No queda de mí más que tú, y no queda de ti
más que yo, un extraño que acaricia el muslo de su extraña. ¡Oh,
extraña! ¿Qué haremos con la tranquilidad que
nos queda y con una siesta entre dos mitos?

Nada nos lleva: ni el camino ni la casa.
¿Este camino ha sido siempre igual,
o nuestros sueños lo han cambiado
tras hallar, entre los mongoles, un caballo
en la colina?

¿Qué haremos?
¿Qué
haremos
sin
exilio?

Un saludo grande muy grande, jotch.

Celestina Tercioipelo dijo...

Te prohíbo abandonar el blog. Sentiría que me abandonas a mí también. Aunque sea sustantivos sueltos, Jotch, no seas malo.

mamá logón dijo...

Siempre he creido (mas por instinto que por teoria o ley) que el vacio que se escribe y divulga junto a una sensación de anhelo podría ser solo un anhelo portando la camisa del vacio. En sueños imagino al vacío como la ausencia de cualquier pensamiento o concepto bautizado por el hombre. Por lo que en mi pequeña capacidad podria suponer que alli dodne hay vacio no puede haber lugar para anhelo, posiblemente solo sea la necesidad del humano de llenar los espacios en blanco.
me acorde de esa noche de contradicciones y oximorones.
extraño sus letras 'no-estrella'.

su extraño