30.12.12

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dicotomía de un dos mil doce o esto también es una carta de amor

aquello que, inevitablemente, por aquí se queda.

lo celeste:

james blake para mí solito (el más grande regalo que me haya sido entregado en mucho tiempo) / la minúscula posibilidad de un futuro que exista / drive: toda la pertenencia del mundo en una sala de cine / mi cepillo de dientes en esa casa (la inmediata certeza que algunas manos provocan) / bon iver de la mano de jacques audiard / los visitantes de berlín / la mesa desde la que ahora escribo / cada una de aquellas noches, aquellos refugios, aquellas promesas.

lo opaco:

el silencio de un rojo favorito / todo eso que no murió de ganas / la ciudad de méxico y sus brazos cerrados / las simbiosis que dejan un poco de serlo / las voces que no aprendieron a quedarse / estas ganas.

trescientos sesenta y seis días de barcos…

2 comentarios:

Celestina Tercioipelo dijo...

Ojalá alguien me pidiera una hermenéutica de tu post: chance y hasta acertaría.

(Tiamo, paralelogramo. Ya, ni modo, al año que sigue, cóyeye.)

ṣadīqun dijo...

1. Yo (que es, según la saludable teoría, alguien) le pide a Celestina Terciopelo que ensaye una exégesis de esta entrada.

3. Desde ayer quiero decir algo sobre las voces y los barcos –sobre la disciplina de la partida y la naturaleza hueca de la boca...

3. Y solamente eso. Y nada más. Feliz año.

F.