Éste es el post propio de lo que podría ser llamado un lector intenso (o sobre la última pieza de Gerardo Naranjo)
Lo dije hace un momento en tuíter: estoy muy malito de mi cine mexicano. Llego de ver Miss Bala y no puedo otra cosa que lamentar profundamente que la poética cinematográfica de este país en un año se resuma a un vergonzante (acaso fiel y exitosamente narrado) retrato de lo que por aquí sucede. Un retrato que encima se pasea por los festivales fílmicos más importantes del mundo y que se vende localmente utilizando impresiones tibias de celebridades-icono de la intelectualidad en la televisión abierta mexicana.
¿Dónde queda entonces la posibilidad infinita de ficcionar o deconstruir? ¿Dónde está ese cine al que le alcanza con el miniaturismo de sus personajes y/o sus recursos? (Y sigo aquí hablando de simplicidad). Sin más: chale.
Más Años Bisiestos y menos Misses Bala para este país, por favor.
¿Dónde queda entonces la posibilidad infinita de ficcionar o deconstruir? ¿Dónde está ese cine al que le alcanza con el miniaturismo de sus personajes y/o sus recursos? (Y sigo aquí hablando de simplicidad). Sin más: chale.
Más Años Bisiestos y menos Misses Bala para este país, por favor.
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