24.3.11

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fin del cretácico

obedeciendo al método -y aún en contra de mi propia conciencia-: vine a despedirme.

y es que la eternidad de las voces no se destruye tan fácilmente. no así tus pies, ni el hombro, ni cada uno de los objetos de que esta caja te llevaste.

tendría que contemplar seriamente la opción de especializarme en la crianza de fantasmas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lamentablemente me llevo todo eso, pero lo acompaño de la certeza de lo vivido, de cada momento. De que lo que hubo, tuvo proporciones inmensas que quedarán aquí por el resto de mis días.

Gracias eternas.