debo aprender a cerrar las puertas y los ojos.
he decidido abandonar mi empleo por que creo convencidamente en la posibilidad de construirme una cotidianidad más cercana a lo quiero. el orden dejará de ser una promesa para convertirse de nuevo en una necesidad imperante.
el fin de semana ensució mi espejo. para limpiarlo sólo días, cine y silencio.
3 comentarios:
ojos que han inventado la luz donde se ciegan, puertas que antecedieron los mundos que resguardan... y materia de días para escribir espejos, materia de la imagen y carne de silencio... hablo al azar, hablo al azar... saludo sus palabras con palabras --¿qué más saben hacer? decir que lo querido sólo puede estar cerca: su presencia es presencia, oculta o manifiesta...
dejo una glosa...
Hoy, como cualquier otro día, nos despertamos vacíos y asustados.
No abras la puerta del estudio y empieces a leer:
coge un instrumento musical.
Deja que la belleza de lo que amamos sea lo que hacemos:
hay cientos de formas de arrodillarse y besar el suelo.
(rûmî)
esta noche tus palabras me parecieron imposibles y bellas; esta noche sólo puedo soñar alfabetos ajenos... un saludo por eso...
f.
Hay quienes quisiéramos aprender a abrir más las puertas, pero a veces nos es difícil. Y al cerrar los ojos ¿cuantas cosas dejarías de ver?
Que bueno que has ido en busca de algo que en realidad quieres, en vez de sólo conformarte, creo que he ahí uno de los principios del orden, y de la vida en sí, ¿de que nos serviría estar viviendo si estamos haciendo cosas que no son lo que en realidad queremos? Pero a su vez, ¿Qué aprenderíamos si de vez en cuando no equivocáramos el camino?
Quizá sólo son principios básicos, que muchas veces no nos enseñan y tenemos que descubrirlo nosotros.
Mientras tanto, durante un tiempo de asimilación o receso los días de cine y silencio suelen ser disfrutables, mientras no se tenga en exceso cada cosa
:) sobre todo si hablamos del silencio y vaya que este es relativo o casi inexistente...
Cada día que pasa falta menos, Jotch.
Estoy enojada (obviamente no contigo): existe alguien que, ebrio de soledad, busca lujo donde encuentra miedo.
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